María José Sirera

Fidelidad y Libertad

Su vida fue una auténtica peripecia vital y espiritual. Estudiante en la Universidad de Barcelona era una compañera brillantísima, simpática y generosa. Su vida fue impulsada por una fuerza espiritual valiente, llena de luz y de dolor. Persona lúcida, equilibrada, responsable y perspicaz fue una intelectual rigurosa. Su gran fuerza la hacía libre, en cada encrucijada, para llevar a cabo lo que creía era su misión. En los momentos más dolorosos de su vida hablaba siempre de amor, alegría, paz y gozo. Le enervaban la estupidez y la injusticia.

María José se arriesgó a penetrar en su propia conciencia, a escucharla, a ver claro a partir de ella. Su conciencia la ilumina y es un verdadero manantial interior. Esa fuerza interior es la que la condujo a la libertad en soledad y a comprometerse humanamente a fondo en todos los momentos de su vida: en la política, en la docencia y en el trabajo manual. Evolucionó desde la obediencia a las superioras de su Instituto y a su director espiritual, hasta la fidelidad a su conciencia. Esa fidelidad es la que la hizo libre y es la que también le condujo a aquella soledad que purifica. En sus últimos años como militante del PSOE tampoco perdió su libertad, porque no utilizó al partido sino que desde él se puso al servicio de los más débiles.

Después de su muerte, el 13 de mayo de 1982, su carné del PSOE y sus libros considerados tendenciosos son quemados en la finca familiar, pero dejó un dossier ordenado con los principales documentos de su vida religiosa, sus poesías y su diario íntimo a través de los cuales y entrevistas a numerosos testigos de su vida se ha podido rehacer su biografía.

María José Sirera Oliag nace en el seno de una familia valenciana. Aprueba el primer curso de Filosofía y Letras de la Universidad de Valencia y a los 18 años ingresa en las Esclavas del Sagrado Corazón.

Una novicia atípica

Entró en el Noviciado de las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús en Pamplona a los dieciocho años recién cumplidos con la determinación de hacerse santa.

Había sido una alumna excepcional del Colegio de las Esclavas de Valencia, donde sobresalió por sus excelentes calificaciones tanto en las asignaturas de ciencias como de letras. Su padre pudo pagar las cincuenta mil pesetas de dote que en aquel momento el Instituto requería para entrar en él. Su vida interior se manifestó con alegría desbordante. Sus risas son célebres en el Noviciado.

No era una novicia “ejemplar” con los ojos bajos y movimientos contenidos, Pero siempre cumplió escrupulosamente el espíritu de las reglas.

Universitaria

Después de sus votos fue destinada a Barcelona para continuar la carrera de Filosofía y Letras. Allí tuvo un gran maestro, Jaume Vicens i Vives a quien en seguida supo captar y conseguir que le dirigiera la tesina de licenciatura.

En 1959 acaba la carrera y obtiene la Licenciatura con la calificación de “sobresaliere por unanimidad”. Su tesis “obreros en Barcelona 1900-1910″ fue un estudio estadístico económico-social sobre la vida obrera en Barcelona.

Trabajo de extraordinaria calidad, fue un modelo de investigación. Esta tesina le conmovió en profundidad, como el grano de mostaza del Evangelio que cayó en tierra fértil, fue esta investigación la que le abrió a la vida obrera.

Acabó su tesina con una frase interesante de A. Goes “Quan j’ai vu toute cette misère devant moi, j’ai tout de suit compris de quel coté il fallait être”.

Hermanita de Foucauld

El curso siguiente después de acabar sus estudios en la universidad, lo pasa en Roma preparándose para hacer sus votos perpetuos como Esclava del Sagrado Corazón de Jesús, pero impactada por el problema social, antes de hacer los votos se plantea abandonar el Instituto para hacerse Hermanita de Foucauld y poder así trabajar con los más pobres pero fue disuadida por su Superiores prometiéndosele que desde el Instituto también podría hacerlo. Es entonces que pidió hacer la experiencia de la misión obrera desde las Esclavas, pero fue destinada a Valencia, donde estuvo durante tres años dedicada a la enseñanza para alumnas de niveles socioeconómicos altos y medio altos.

Doctora

A finales de 1963 recibió ordenes de su superiores de empezar a trabajar en su tesis doctoral. Decidió plantear el tema de su tesis doctoral como un estudio socioeconómico de las familias españolas desde 1939 a 1960 y sus posibilidades culturales con relación al nivel de la enseñanza secundaria. Se doctoró en 1967 con la calificación de “sobresaliente cum laude”, pero ella, más y más
queria “identificarse con Jesus imitando sobre todo su amor a los abandonados, su vida de pobreza y de martirio” “quiero entregarme, entregarme a la voluntad y al plan de Dios, trabajar para El, luchar, sufrir para El” “en mi hay dos tendencias fuertes, a la vida de oración, contemplando a Dios en todo y a la solidaridad con mi mundo, con mi época, con mis hombres, mundo de progreso, pobreza, e injusticia social. Quiero amar a Dios con la cabeza, con el corazón, con la voluntad, con el sentido estético, con todo..”

Conflicto de conciencia

En 1968 después de obtener el doctorado en Historia es nombrada Directora del nuevo Colegio Mayor Azaila en Zaragoza, un colegio mayor al alcance de ciertas economías que siempre fue considerado como un colegio para los privilegiados. Su conflicto se acrecentaba para ella con clara vocación de pobreza al servicio de los más pobres. Como directora de Azaila lleva a cabo un gran número de actividades a costa de horas de descanso y sueño, y para las que, en muchas ocasiones se movía conduciendo rápidamente un pequeño coche de la comunidad. En medio de esta vorágine de trabajo, y bajo su sonrisa, su vida interior era viva, intensa y de una oración que determinó su actuación y su futuro. En Pamplona hizo una ponencia sobre “Experiencia de Dios” y fue tal su manera de transmitir su experiencia espiritual que causó verdadero impacto y asombró a todos.

Se estableció una estrecha relación entre el Colegio Mayor Pignatelli y el Azaila como siempre había existido entre Jesuitas y Esclavas. Los dos Centro deseaban unos Colegios Mayores preocupados por lo social y por lo político, solidarios con los pobres.

Jesuitas obreros

A través de un grupo de estudiantes había entrado en contacto con el barrio de El Picarral y con la comunidad de jesuitas obreros que llevaban allí la Parroquia de Belen. Queda entusiasmada por la idea de conseguir una experiencia similar desde las Esclavas y de dar testimonio de Cristo siendo monja obrera y trabajando en una fábrica. Siempre que volvía del Picarral volvía oxigenada porque se le abría el corazón. Cuando se puso en contacto con ellos les decía “daría la piel por ser jesuita”

Intentos de reforma

María José intentó hacer una reforma de las Esclavas. La Iglesia con el Concilio se había replanteado su situación en el mundo. Encíclicas tan importantes como la Gaudium et Spes pedían un aggiornamento y llevaron a sus miembros a una vida de generosidad, de entrega al Evangelio, a un Evangelio visto desde los pobres. Este era el camino que María José escogió, un camino duro e
incomprensible, en la que cobró la mayor importancia su vida interior. Su ideal era poder realizar una misión obrera, dar testimonio de Cristo en el mundo obrero desde dentro de este mismo mundo obrero, siendo uno más entre ellos “no puedo vivir sin orar, pero no puedo orar y seguir igual”. Le urgía hacer lo que sentía que Dios le pedía, prescindiendo incluso de su propia salud. Pero ella deseó hacerlo desde su propio Instituto, sin dejar de ser monja, sin dejar de ser Esclava. Intentó convencer a la Madre General M Luisa Landecho para que le permitiera hacer la experiencia de la misión obrera. Pidió un Permiso de ausencia por un año y se le contestó que si quería realizar esta experiencia tenía que salir definitivamente del Instituto.

Paradigma

La postura de María José fue paradigmática de toda una generación de religiosos, que en su momento habían entregado su vida al ideal de la imitación de Cristo, de pobreza y de abnegación y que ante las reformas eclesiales impulsadas por El Concilio Vaticano II y por los grandes cambios mentales y culturales del momento vieron a sus institutos desfasados, dispuestos solo a pequeñas reformas en
muchos casos más superficiales que de fondo, y quizá ello fue aún más acentuado en Institutos femeninos, especialmente en los que eran de carácter clasista.

A finales de los año 60 y durante los setenta salieron de los Institutos de la Iglesia multitud de sus miembros, unos para integrarse en movimientos Sociales más comprometidos, otros para vivir de una manera más austera , auténtica y libre su ideal.

Fidelidad

Por fidelidad a su conciencia y por lo que considera debe ser la nueva Iglesia auspiciada por el Concilio Vaticano II, sale del convento para ir a trabajar, como obrera y en solitario, a dar testimonio de Jesucristo comprometiéndose radicalmente. Y lo hace hasta el límite de sus fuerzas, hasta quebrarse en su salud. Sale del Instituto con el corazón roto, con temor y confianza a la vez, con idéntico espíritu con que entró en el Noviciado. Amor, entrega, confianza.

Maria José, encarnó su vocación de trabajar para ayudar a los más pobres, aquí y ahora, vocación que ya sentía claramente desde hacia más de 10 años, en el Picarral, barrio obrero y pobre de Zaragoza, con problemas medioambientales de humedad y polución, casas sin acondicionar, carente de servicios sociales y culturales.

Obrera en El Picarral

Era la columna vertebral. Dura como una piedra, con mucha capacidad humana y mental. Inagotable siempre era capaz de encontrar algo debajo de lo más profundo. Un misticismo que era más manantial que luz. Maria José vivió de pensión en una familia obrera. Empezó a trabajar como obrera en 1970. Lo hizo en la empresa de limpieza RINI. Limpiaba en cines y en la Universidad Laboral.

Unos meses más tarde encontró trabajo en CAITASA, una importante fábrica de Tejidos para el hogar situada en el mismo barrio. Su vida interior y de oración siguió siendo su fuerza de energía: los fines de semana iba a hacer oración en el Monasterio de la Oliva. Se desbordó a sí misma en su deseo de ser pobre entre los más pobres y por sus grandes ideales.

Fin de una búsqueda incesante (1982)

En Febrero de 1982 tiene cuarenta y siete años, sufre un infarto agudo de
miocardio, del que sale muy afectada pero dice:

“y luego vi que sobrevivía y luego volví a verlo todo con las lágrimas llenas de amor que solo poseen
quienes llegaron a la frontera y obtuvieron un pasaporte para regresar ahora sé que todo vale mucho y nada”

En el borrador de su testamento leemos: "En estos momentos, confío mi vida a la misericordia de Dios aceptando con amor cuánto disponga sobre mí. Doy gracias al Padre por Cristo y en el Espíritu y por toda mi vida y mi muerte. Agradezco a mi familia, a los amigos y a una gran multitud de personas el cariño y la estima de que me han rodeado y les pido perdón por mis egoísmos, falta de atención e interés o rudeza que he podido mostrarles. Ruego a Dios que bendiga a los que amo, a mi patria y que los pobres, explotados y marginados vean cambiar sus situaciones por la justicia y la solidaridad objetivos a los que he deseado entregar todas mis fuerzas”

Mª Julia de Eguillor.
FIDELIDAD Y LIBERTAD. Maria José Sirera Oliag. Vida y
Antología,
2000.

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