Ser espiritual es eso: poder enfrentarse al propio silencio

«... creo que educar debe consistir en mostrar la complejidad del ser humano y sus distintas dimensiones para cultivarlas. Por ejemplo, la sensibilidad estética, el cultivo de la música, la capacidad de razonar o de orar son muy abandonadas por la educación habitual. Muchas personas desconocen lo que hay dentro de su ser y la riqueza inherente que hay en su persona. Educar tiene que ver con eso: enseñar todo el enigma que hay dentro de un joven para que lo desarrolle al máximo de sus posibilidades.
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En mi esquema mental, lo espiritual es inherente a todo ser humano; en cambio, no lo es la religiosidad y mucho menos la confesionalidad. Hay muchas personas que no tienen una relación directa con Dios y, sin embargo, hay en ellas una dimensión espiritual.
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Cuando uno ahonda en lo espiritual, se convierte en un ser mucho más profundo y eso desactiva ciertas prácticas. Vivimos en un mundo de estímulo-respuesta: nos estimulan a consumir con determinadas imágenes y mensajes y nosotros respondemos consumiendo; sin embargo, una persona espiritual detiene ese estímulo y se lo piensa. Este, creo, es el fundamento de la libertad. De ahí que la pérdida de la dimensión espiritual tenga como consecuencia una pérdida de libertad, de autodeterminación y de autonomía personal. Tendemos a vivir muy inercialmente, a repetir lo que hacen los demás, nos da mucho miedo el camino solitario y eso conlleva muchas veces la muerte de la dimensión espiritual.
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Ser espiritual es eso: poder enfrentarse al propio silencio, a la soledad, y preguntarse qué quiero hacer con mi vida, para qué estoy hecho, cómo voy a dar sentido al tiempo que se me ha dado.
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El silencio no es la ausencia de lenguaje, sino otro tipo de lenguaje. Lo que los demás ignoran y ni siquiera imaginan en el silencio aflora. El silencio es un ácido cáustico que revela nuestras carencias y debilidades, por eso no lo aguantamos, aunque la persona trabajada en lo espiritual lo busca y convive con él. El silencio es una escuela, un aprendizaje: uno tiene que aprender a tolerarlo, a amarlo.»


Extracto de una entrevista realizada por Rubén Villalba y publicada por Magisterio

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