Ludwig Wittgenstein: Del misticismo y la santidad

Extracto basado en el artículo homónimo de Martín Fragoso

"Pensar en el sentido de la vida es orar.
Creer en un Dios quiere decir ver que
con los hechos del mundo no basta.
Creer en Dios quiere decir ver que
la vida tiene un sentido".

Ludwig Wittgenstein


¡Vive sólo para el espíritu! Es el único puerto seguro, protegido, alejado del sombrío e infinito mar de los acontecimientos.

L. Wittgenstein en su Diario filosófico.


Nació en Viena en 1889 en el seno de una familia ilustrada. Ludwig fue un joven sensible, con inteligencia extraordinaria y talentos musicales, pero sin ningún interés en el mundo de los negocios. Cursó estudios en Linz y Berlín, posteriormente viaja a Gran Bretaña para estudiar ingeniería en la Universidad de Manchester. Muy interesado por las matemáticas puras entra en el Trinity College (Cambridge) para estudiar con Bertrand Russell. Al estallar la primera guerra mundial, se alista en el ejército Austro-Húngaro como soldado raso. Fue capturado por los italianos en las semanas finales de la guerra, y pasó casi dos años en un campamento de prisioneros en Italia. Falleció en Cambridge en 1951.


Los límites y la experiencia de Dios

En sus cartas a Bertrand Russell L. Wittgenstein menciona la influencia positiva y el gran estímulo de la obra de W. James sobre “La variedad de las experiencias religiosas”; hasta el punto que intuye le conducirá “un poco más adelante en el camino del perfeccionamiento religioso (...) en el que aún me gustaría avanzar mucho más”. Gracias a su experiencia religiosa llega a superar la crisis que le llevó al borde el suicidio y marca significativamente su obra: “Tractatus Logico-Philosophicus”.

El Tractatus es una respuesta a su pregunta por los límites; del lenguaje, de la realidad, de la deidad. Precisamente ante la imposibilidad de trasponer estos límites, surge en el hombre la llamada de lo alto, de la mística. Sin embrago, aunque como creyentes hablemos continuamente de Dios, el verdadero místico es aquel que vive lo contrario: el lenguaje es insuficiente par exponer o explicar la experiencia de Dios y comunicarlo. Puede mostrarlo más como experiencia y camino del corazón que de la Lógica, la Psicología o la Ciencia.

Esta perspectiva cambia la vida de Ludwig Wittgenstein quien intenta su práctica retirándose periódicamente a soledad en su propia cabaña; acercándose a los evangelios y asumiendo un “estilo de vida cristiano”; simbolizado en su emisión de los votos de pobreza y castidad: entiende que la santidad consiste en renunciar a los lujos y a la carne -pues “Dios es lo único que necesita el hombre”-, y vivir una vida “grata a Dios”

Es la lectura, durante la Primera Guerra, del “Pequeño Evangelio” de León Tolstoi la que consagra esta premisa mística de su vida: “Ayer, -1 de septiembre de 1914, comencé a leer los comentarios de Tolstoi a los Evangelios. Un obra magnífica. (..)Las palabras de Tolstoi acuden a mi mente una y otra vez: el hombre es impotente en la carne pero es libe por el espíritu. ¡Ojalá esté en mí el espíritu...!¡Que Dios me dé fuerza! Amén. Amén. Amén”

Ser cristiano, para Tolstoi, implica cierto estilo de vida. Para Wittgenstein “sólo es feliz la vida que puede renunciar a las amenidades de este mundo. Una vida para la que esas amenidades no son sino otros tantos regalos del destino... Ser feliz es estar en concordancia don el mundo, estar en concordancia con aquella voluntad ajena de la que parezco dependiente”.

Acabada la Primera Guerra, ejecuta dichas renuncias y se plantea hacerse sacerdote o maestro de escuela. En todo caso, renunciará a su fortuna. Se dirigirá a Austria a vivir con los “honestos y simples” campesinos.

Feliz y realizado, en un primer momento, un año después de instalarse en “un bello y pequeño nido llamado Trattenbach”... escribe a Russell que se encontraba “terriblemente deprimido y cansado de vivir” pues está “rodeado, como siempre de odio y bajeza...” informando en esa carta que “no pensaba estar ahí por mucho tiempo”.

El motivo de este cambio son las dificultades de su relación con los adultos. Un maestro celoso le inventa chismes. Acusado de golpear sádicamente a sus alumnos –algunos declaran que sí los llega a golpear; merecedores del castigo, según declara Wittgenstein, por su deshonestidad– será sometido a examen psiquiátrico para determinar su idoneidad para seguir enseñando... Absuelto, renunció a la enseñanza en adelante.


Ética en conflicto interior

Existen para Wittgenstein tres experiencia fundamentales en la vida: 1) El asombro ante la existencia. 2) La sensación de seguridad. 3) La culpa.

Sobre esta última afirma: “el sentimiento de que haga lo que haga no estoy en orden con mi deber, que soy culpable en sí”... No sabemos hasta qué punto ello se debe a su fracaso en el propósito de renunciar a la carne y vivir la castidad; a su vida sexual, con periodos de continencia en los que se conseguía “alejarse de la tentación y de sitios de peligro” y “recaídas” desenfrenadas.

Debido a este conflicto su exigencia personal ética y moralmente es rotunda, devastadora: “Cómo puedo ser un lógico sin ser antes un hombre. Antes que cualquier otra cosa debo aclararme conmigo mismo.”(..)“La religión cristiana es sólo para quien necesita un socorro infinito; esto es, sólo para quien sienta una angustia infinita. La Tierra entera no puede sufrir un tormento mayor que un alma sola. La fe cristiana –como yo la veo- es un refugio para el tormento último de uno. A quienquiera que en esta angustia le sea dado abrir su corazón, en lugar de contraerlo, acepta los medios de salvación en su corazón”.

Wittgenstein decide romper finalmente su relación con B. Russell en 1914 por su discrepancia acerca de los valores. Escribe: (...) “Los dos tenemos debilidades, pero especialmente yo, mi vida está llena de los pensamientos y actos más feos y mezquinos...”

“Lo que es bueno, es también divino. Por muy raro que suene, esto resume mi ética.”


Fe sin palabras

Como místico, esto es quien que ha tenido experiencia de Dios (K. Rhaner), a Wittgenstein las teorías le resultan prescindibles:

“La esencia de la religión puede evidentemente no tener nada que ver con que se hable, o más bien: si se habla es que se trata de una parte constitutiva de la acción religiosa y no de ninguna teoría. Por lo tanto no depende en absoluto de si las palabras son verdaderas, falsas o sin sentido”.

Cristiano poco común, bajo la huella de Tolstoi, escribe:

“El cristianismo no es una doctrina, no; quiero decir una teoría sobre lo ocurrido y lo que ocurrirá al alma humana, sino una descripción de algo que realmente tiene lugar en la vida humana. Porque la ‘conciencia del pecado’ es un suceso real; y también lo son la desesperanza y la salvación a través de la fe”.

Y aún:
“El cristianismo no se basa en una verdad histórica, sino que nos da una noticia (histórica) y dice: ¡ahora, cree! Pero no cree esta noticia con la fe que corresponde a una noticia histórica, sino cree sin más y esto sólo puedes hacerlo como resultado de una vida”.

Wittgenstein habla de Dios y de todo lo que le es propio mediante lo que no revela, mediante lo que no menciona. Según sus palabras, toda su obra se compone de dos partes: “la que aquí aparece -en el Tractatus-, y de todo aquello que no he escrito”. Se trata de lo que es posible pensar y hablar; enmarcando la diferencia con todo aquello de lo que no es posible pensar o expresar. Tal la diferencia entre éste mundo y el que está más alto, el místico; teología negativa pura. . Paradoja como plenitud de la expresión, la experiencia y la realidad.


Versión y extracto: Gabriel Hernández

3 comentarios:

  1. Excelente post. Agradezco, me sirve para decidirme a leer a este autor, a quién hasta ahora solo de nombre lo conocía.
    Saludos en Cristo

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  2. quisiera q me aclararas algo
    cual eran los 3 estilos de vida de wittgenstein o de que habla el acerca de esto?

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  3. Muy buen post amigo felicitaciones pero me queda una duda y es algo q no vi aqui. cuales eran los 3 estilos de vida de wittgenstein o que decia el acerca de esto?

    pd:quiero saber de los 3 Estilos de vida, no de las experiencias fundamentales.

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